LEY DE SALUBRIDAD ALIMENTICIA

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LEY DE SALUBRIDAD ALIMENTICIA

Esta ley bíblica está relacionada con los animales que Dios creó con fines alimenticios para su pueblo y los que son despreciables con relación a este fin, según las normas del Antiguo Testamento, descritas en 51Levítico capítulo 11.

Ahora bien, la primera realidad que necesitamos reconocer al iniciar nuestro estudio, es que en el Nuevo Testamento no se refleja en forma clara y consistente la vigencia de su observancia. Pero además de ello, una serie de pasajes bíblicos en las epístolas del apóstol Pablo y otras, han dado lugar al concepto definido por la gran mayoría de las Iglesias cristianas, de que esta ley no tiene efectos vigentes para el cristianismo y que, por lo tanto, se puede comer de todo. Los pasajes de referencia son los siguientes: basados en lo que dijo Cristo, según 51Marcos capítulo 7: versículos 1, 2, 5 al 8 y 14 al 19; 51Mateo capítulo 15: versículos 15 al 20; en lo que le dijo Dios a Pedro, según 51Hechos capítulo 10: versículos 9 al 16; en lo que le dijo Pablo a la Iglesia de los corintios: 51Primera de Corintios capítulo 10: versículos 25 al 28; a la Iglesia de los romanos: 51Romanos capítulo 14: versículos 1 al 3 y 14; en lo que le dijo a Timoteo: 51Primera de Timoteo capítulo 4: versículos 1 al 5; y finalmente, a la Iglesia de los colosenses: 51Colosenses capítulo 2: versículos 13, 14 y 16.

Con el fin de obtener mejores resultados en nuestro estudio del tema, una vez que hayamos leído y analizado estos pasajes, hemos de reflexionar también acerca de cada uno de ellos, basados en un análisis más profundo mediante evidencias gramaticales con base en el idioma original griego. Apoyados además, en el argumento lógico y en otros de reconocida consistencia, todo lo cual tomaremos en consideración en nuestra investigación, con el fin de que nuestros lectores adquieran todos los conocimientos referentes al mismo, de manera que puedan definir por sí mismos su propia interpretación.

No obstante, teniendo en cuenta el decreto apostólico emitido en 51Hechos capítulo 15: versículos 19 al 29; confirmado en el capítulo 21: versículo 25. Mi objetivo es solamente, demostrarle al estudiante que esta ley mantiene su vigencia, no solo para el pueblo hebreo, sino, además, para los creyentes de cualquier nacionalidad que se interesen en su observancia por amor y complacencia a nuestro Divino Creador.

Tal como lo expusiera al inicio del tema del reposo del sábado, mi objetivo en este caso, es de igual manera, que todo creyente cristiano logre entender que, en el decreto apostólico de referencia, aprobado por el Espíritu Santo, según lo declara el pasaje citado, la observancia de esta ley no se refleja como un requerimiento intimado para los gentiles. No porque nuestro Señor le dijera a Pedro: “Pedro, mata y come”. Ni tampoco por lo que dice Pablo en Romanos 14: 14, ni nada que ver con los demás pasajes señalados. Y aunque se pueda disentir de este punto de vista, igualmente, basados en el concepto emitido en el decreto citado, el hecho de alegar que aquellos que no observen esta ley bíblica no podrán ser salvos, debe ser considerado como una infracción académica y una falta de ética profesional en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.

Ahora bien, es cierto que, debido al decreto de referencia, en el Nuevo Testamento no se refleja en forma clara y consistente la vigencia de esta. Sin embargo, sabemos que las leyes bíblicas comprenden dos aspectos fundamentales: el aspecto externo y el interno. El aspecto interno se le atribuye a mandamientos y prohibiciones relacionados con los sentimientos del individuo, como los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios y otros, según lo declaran las Escrituras en 51Marcos capítulo 7: versículos 21 al 23. Estas acciones pueden disimularse, no son visibles ni detectables a la vista humana. Acerca de este aspecto de la ley relacionado estrechamente con la moral, los apóstoles de la Iglesia se encargaron de orientar y amonestar constantemente a la misma, a través de todo el Nuevo Testamento.

El aspecto externo, sin embargo, está relacionado con aquellos mandamientos y prohibiciones cuya observancia o transgresión se pone claramente de manifiesto, como lo pudiera ser el caso específico de la ley de salubridad alimenticia o la observancia del séptimo día. Estos eran de libre aceptación para los gentiles. Por lo cual se entiende que los apóstoles no vieron la necesidad de amonestar a la misma en ninguno de estos legados divinos. Por cuanto, ellos mismos, siendo hebreos y fieles observadores de la ley, les enseñaban con su propio ejemplo.

Lo cierto es, que los detalles históricos indican que los cristianos observaron estos aspectos de la ley, incluyendo aun las festividades judeocristianas, hasta el siglo IV d. C. Con la excepción de una interrupción, pasada la primera mitad del siglo segundo, en que San Aniceto, obispo de Roma (155 al 166 d. C.), en su obstinado intento de separarse del judaísmo en sus prácticas doctrinales, trocó la observancia del sábado por el domingo. Aunque esto solo afectó la parte occidental del Imperio romano. Después de él, Eleuterio I (175 al 189 d. C.), le dio un sentido simbólico a la ley de salubridad alimenticia.

Estas razones justifican nuestro concepto de que, así como los cristianos primitivos pusieron en práctica la abstinencia de sangre y ahogado en su régimen alimenticio, debieron haberse privado también del uso de las carnes de animales inmundos. Vea Detalles históricos y Epístola de Bernabé al final del tema.

Ahora bien, con el fin de ofrecerles a los nuevos estudiantes una base de mayor solidez, antes de someter a consideración las citas bíblicas referidas inicialmente, tomaremos en cuenta los detalles que nos ofrecen las Sagradas Escrituras en relación con la prescripción de esta ley, según los pasajes siguientes:

51Levítico capítulo 11: versículos 1 al 17: "Y habló Jehová [el Señor] a Moisés y a Aarón, diciendoles: 2Hablad a los hijos de Israel, diciendo: Estos son los animales que comeréis de todos los animales que están sobre la tierra: 3De entre los animales, todo el de pezuña, y que tiene las pezuñas hendidas, y que rumia, éste comeréis. 4Estos empero no comeréis de los que rumian, y de los que tienen pezuñas: el camello, porque rumia mas no tiene pezuña hendida, habéis de tenerlo por inmundo; 5También el conejo, porque rumia, mas no tiene pezuña, tendréislo por inmundo; 6Asimismo la liebre, porque rumia, mas no tiene pezuña, tendréisla por inmunda; 7También el puerco, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, mas no rumia, tendréislo por inmundo. 8De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto: tendréislos por inmundos. 9Estos comeréis de todas las cosas que están en las aguas: todas las cosas que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, aquellas comeréis; 10Mas todas las cosas que no tienen aletas ni escamas en la mar y en los ríos, así de todo reptil de agua como de toda cosa viviente que está en las aguas, las tendréis en abominación. 11Os serán, pues, en abominación: de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos. 12Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, tendréislo en abominación. 13Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el esmerejón, 14El milano, y el buitre según su especie; 15Todo cuervo según su especie; 16El avestruz, y la lechuza, y el laro, y el gavilán según su especie, 17Y el búho, y el somormujo, y el ibis." (Hay otros).

Según 51Levítico capítulo 11: versículos 20 al 22 dice que todo reptil alado que anduviere sobre cuatro pies, lo tuvieran en abominación. Empero esto comeréis de todo reptil alado que anda sobre cuatro pies, que tuviere piernas, además de sus pies para saltar con ellas sobre la tierra; estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, y el langostín según su especie, y el aregol según su especie, y el haghab según su especie. En los versículos 29 y 30 del mismo capítulo, dice: Estos tendréis por inmundos de los reptiles que van arrastrando sobre la tierra: la comadreja, y el ratón, y la rana según su especie, y el erizo, y el lagarto, y el caracol, y la babosa, y el topo. En los versículos 41, 43 y 44 dice que todo reptil que va arrastrando sobre la tierra, es abominación; no se comerá. No ensuciéis vuestras personas con ningún reptil que anda arrastrando, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. Pues que yo soy Jehová vuestro Dios, vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo...

Así concluye este capítulo con las palabras siguientes:

51Levítico capítulo 11: versículos 46 y 47: "Esta es la ley de los animales, y de las aves, y de todo ser viviente que se mueve enlas aguas, y de todo animal que anda arrastrando sobre la tierra; 47Para hacer diferencia entre inmundo y limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer."

El uso de las terminologías inmundo y abominación, referidas en estos pasajes para calificar a los animales que Dios prohíbe comer, hace sobremanera resaltante el carácter y la gravedad de dicha restricción. El término inmundo, según la definición que nos ofrece el Diccionario de la Lengua Española es usado para significar algo sucio, repugnante, asqueroso; así también la palabra abominación aplicada a los diferentes modos del verbo, significa aversión, aborrecer, detestar, detalles estos, que usted puede verificar en DATOS, al final del tema. Es evidentemente claro, además, según los versículos 41 y 43 de estos pasajes, que una cosa puede ser inmunda por naturaleza o simplemente por el hecho de que haya sido contaminada con algo inmundo. No obstante, la expresión más significativa y de mayor solidez contenida en estos pasajes, en relación con dicha prohibición, se registra por primera vez en el versículo 44, donde dice: "Vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo." La misma advertencia es confirmada por Dios, por segunda vez en el versículo 45 y por tercera ocasión hablando del mismo tema, en 51Levítico capítulo 20: versículos 25 y 26.

Debido a que la santidad es un aspecto fundamental entre las exigencias de Dios a su pueblo, comprendida tanto en el antiguo pacto como en el Nuevo, es significativo que una de las primeras demandas bíblicas en la que él exige de sus escogidos que sean santos, así como él lo es, esté relacionada precisamente con la ley de salubridad alimenticia, de manera triplemente confirmada. Lo que indica con toda claridad que su observancia es un requisito indispensable para la santidad. Por lo cual, para muchos seguidores fieles del Mesías esto constituye una poderosa razón y un argumento muy valioso para creer que la Iglesia primitiva debió haber cumplido fielmente con dicha demanda, la cual debiera ser igualmente asimilada por los cristianos de todos los tiempos.

Es indudable que cada persona,por intuición propia, hace diferencia entre las cosas que le agradan y las que su psiquis rechaza por naturaleza. Con relación al uso de las carnes de los animales como medio de alimentación, la mayor parte de las personas civilizadas, generalmente, detestan y tienen por asquerosos y repugnantes, animales como el perro, el gato, la culebra, la babosa, la cucaracha, la rana y el ratón, entre otros. Y si alguien por engaño se los hiciera comer, serían capaces de enemistarse gravemente con tal persona. Aunque haya quienes no tienen escrúpulo para alimentarse de algunos de estos animales.

Ahora bien, si nosotros hacemos nuestra propia elección al respecto bajo tales determinaciones, ¿cómo no habríamos de aceptar la elección que ha hecho el Supremo Creador para su pueblo escogido?

No obstante, al usar la imparcialidad en el estudio de las enseñanzas de la Santa Biblia, tomaremos en consideración las ideas expuestas al inicio de este tema por parte de muchos cristianos, que afirman que las Escrituras del Nuevo Testamento dan por abolida la ley de salubridad sobre los alimentos. Para ello llevaremos a cabo nuestro análisis, tomando en cuenta cada una de las citas bíblicas indicadas inicialmente. Al respecto consideremos lo que dice la primera de ellas:

51Marcos capítulo 7: versículos 1, 2, 5 al 8 y 14 al 16: "Y se juntaron a él los Fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalem; 2Los cuales, viendo a algunos de sus discípulos comer pan con manos comunes, es a saber, no lavadas, los condenaban. 5Y le preguntaron los Fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos comunes? 6Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí. 7Y en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. 8Porque dejando el mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres; las lavaduras de los jarros y de los vasos de beber: y hacéis otras muchas cosas semejantes. 14Y llamando a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar: mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre. 16Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

Inmediatamente seguido de este acontecimiento, según lo describe el biblista en 51Marcos capítulo 7: versículos 17 al 19, dice que apartado de la multitud, habiendo entrado en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola referida. Y el Señor les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar; porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la secreta? (letrina). Esto decía, haciendo limpias todas las viandas."

La clave del tema en este pasaje se encuentra en la expresión: “Esto decía, haciendo limpias todas las viandas”. En esta expresión se apoyan los que sostienen la teoría de que nuestro Señor dio por abolida la ley de salubridad sobre los alimentos.

Evidentemente, la expresión “esto decía”, es un agrego intercalado en nuestra Versión según la revisión de 1909, porque ni en las ediciones anteriores ni en el texto en el idioma original aparece este enunciado.

Tal como es conocido de los estudiantes de este curso de instrucción bíblica, el Nuevo Testamento se escribió originalmente en griego y al hacer la traducción al español, a causa de las diferencias entre estos dos idiomas, en algunos casos hay frases que quedan incompletas. Y para que se puedan entender mejor ha sido necesario complementarlas con el agrego lógico de cualquier palabra que sea apropiada al caso, como una preposición, un artículo, un pronombre, un adverbio, etc. La Biblia completa está llena de estas adiciones, pues con el Antiguo Testamento sucede lo mismo. Pero estas se pueden identificar fácilmente en nuestra Versión, porque están escritas en un modelo de letra diferente, conocido como Itálica.

Este es pues, el caso de la expresión “esto decía”, en el pasaje de referencia, con la cual el traductor o revisionista, lejos de esclarecer la idea del texto, ha hecho más bien que se preste a confusión para los estudiantes bíblicos que no conocen estos detalles.

Sin embargo, al analizar este pasaje a la luz de otras ediciones anteriores a la de 1909, podemos comprobar que las mismas no están adulteradas con la anotación, esto decía, por lo que el sentido del texto deja de prestarse a confusión.

Veamos lo que nos dice en la versión revisada por Cipriano de Valera en 1602, conocida como La Biblia del Cántaro, así como en la revisión posterior llevada a efecto en 1862:

41Edición 1602: "Y entrandoše de la compaña en caša, preguntaronle sus Dišcipulos de la parabola. 18Y dizeles, ¿Anši tambien vošotros šoys šin entendimiento? ¿No entendeys que todo lo de fuera que entra en el hombre, no lo puede contaminar? 19Porque no entra en su coraçon, šino en el vientre: y šale el hombre a la šecreta, y purga todas las viandas. 20Mas dezia: que lo que del hombre šale, aquello contamina al hombre."

19Edición 1862: "Y [apartado] de la multitud habiendo entrado en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. 18Y díjoles: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar? 19Porque no entra en su corazón, sino en el vientre; y sale [el hombre] á la secreta, purgando todas las viandas."

El texto de estas versiones fue tomado de diferentes Sitios Web de la Versión Reina-Valera, y está reflejado claramente en el libro impreso.

La edición de 1862, que es la más próxima a la de 1909, tiene la particularidad de reflejar los referidos agregos lógicos [entre corchetes]. Mientras que la 41Versión de 1602 no contiene estos ni palabras entre corchetes, en este pasaje. Y ninguna de ambas versiones, incluye la expresión “esto decía,” reflejada en la revisión de 1909, por lo que el texto no se presta a confusión.

Ahora bien, comprobemos la autenticidad de estas ediciones en relación con el versículo clave de este pasaje y el texto en el idioma original, según el 6Nuevo Testamento Interlineal Griego–Español. Véalo de preferencia en el libro impreso. Para verlo en el libro digital, solo toque este enlace.

Para continuar con nuestro análisis del tema, nótese que, según la declaración del pasaje de referencia, el Señor no proclama de ninguna manera que sean purificados todos los animales, sino los alimentos.

Partiendo de este concepto, debemos tener en cuenta que los animales inmundos no estaban comprendidos en el consumo alimenticio de los judíos. Por lo que es obvio que el Señor se estaba refiriendo a alimentos limpios, a los cuales estos por sus tradiciones atribuían impurezas si se tomaban con manos no lavadas.

Para que podamos entender mejor esto, comparemos este pasaje con su paralelo, que coincide con la segunda cita bíblica inicial.

51Mateo capítulo 15: versículos 15 al 20: "Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola. 16Y Jesús [Yeshúa] dijo: ¿Aun también vosotros sois sin entendimiento? 17¿No entendéis aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina? 18Mas lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. 19Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. 20Estas cosas son las que contaminan al hombre: que comer con las manos por lavar no contamina al hombre."

La declaración soportada por Mateo al final de este pasaje, deja claro el concepto referido por Yeshúa, que comer con las manos por lavar no contamina al hombre.

Además de estas evidencias, sabemos a través de los escritos del Nuevo Testamento que Yeshúa fue acusado muchas veces por los Fariseos por traspasar la tradición de los ancianos y por algunas otras cosas, pero en ninguna parte de las Escrituras se le acusa de invalidar la ley de salubridad, declarando limpios a los animales inmundos.

Es lógico deducir, tal como lo comenta nuestro 11distinguido escritor en su tratado acerca de este tema, que si Yeshúa hubiese declarado limpios todos los animales para el uso alimenticio, Él y sus discípulos los hubieran usado frecuentemente como medio de alimentación. Sin embargo, las Escrituras prueban que esto no era así. Al respecto consideremos el pasaje siguiente, concerniente a la tercera cita bíblica inicial, más los versículos 17, 19 y 20:

51Hechos, capítulo10: versículos 9 al 16, 17, 19 y 20: "Y al día siguiente, yendo ellos de camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora de sexta; 10Y aconteció que le vino una grande hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, sobrevínole un éxtasis; 11Y vió el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado a la tierra; 12En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y reptiles, y aves del cielo; 13Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás. 15Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no llames tú común. 16Y esto fue hecho por tres veces; y el vaso volvió a ser recogido en el cielo. 17Y estando Pedro dudando dentro de sí, qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 19Y estando Pedro pensando en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 20Levántate, pues, y desciende, y no dudes ir con ellos; porque yo los he enviado."

Si analizamos las palabras de Pedro: “Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido Jamás”; podremos confirmar lo dicho por nuestro 11distinguido escritor de referencia, que tal actitud constituye una prueba evidente de que el Señor no había enseñado a sus discípulos a comer carne de animales inmundos. Esto revalida, por lo tanto, que en el pasaje leído según 51Marcos capítulo 7: versículos 14 al 19, Él no declaró limpios los animales inmundos. De haberlo hecho así, Pedro no hubiese asumido tal actitud, ni hubiese dudado acerca de la visión recibida. Un detalle muy importante en este caso, es que según el pasaje paralelo de 51Mateo capítulo 15: versículos 15 al 20, fue precisamente Pedro el que le preguntó al Señor acerca de la parábola citada en dicho tema. Por lo que se debe asumir que él estaba plenamente consciente de la verdad declarada por el Mesías.

Para entender el significado de la revelación que recibió Pedro, lo primero que necesitamos tener en cuenta es su declaración hecha al día siguiente de haber tenido aquella visión, cuando acompañado de los tres hombres que le fueron a buscar llegó a casa de Cornelio. Al respecto consideremos como detalles complementarios de nuestro estudio, parte del contexto del pasaje leído según la continuidad del relato:

51Hechos capítulo 10: versículos 27 al 29: "Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían juntado. 28Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable a un varón judío juntarse o llegarse a extranjero; mas me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; 29Por lo cual, llamado, he venido sin dudar. Así que pregunto: ¿por qué causa me habéis hecho venir?"

Es innegable que en las Sagradas Escrituras se usa con mucha frecuencia el sentido figurado para ilustrar las cosas que así lo requieren. Yeshúa lo usó muchas veces para aleccionar sus enseñanzas. También Dios hizo uso del mismo en repetidas ocasiones en las revelaciones dadas a los profetas. Y en esta ocasión lo hace con Pedro, quien conocía muy bien este método del Divino Creador.

Estos detalles nos permiten entender, de acuerdo con la declaración de Pedro en el pasaje citado, 66que esta visión que el Señor le mostró constituye una analogía donde se compara la relación entre el cristiano y los demás seres humanos, con el vínculo entre el hombre y los animales. ¿En qué consiste este vínculo? El hombre tiene los animales principalmente con el objetivo de la alimentación, o sea, para matar y comer.

Ahora bien, ¿cuál es la relación principal entre el cristiano y los demás seres humanos? Lógicamente debe consistir en la comunicación del evangelio o las buenas nuevas de salvación.

De manera que, en este caso, los animales simbolizaban a los seres humanos, unos limpios y otros considerados como comunes o inmundos por ser gentiles. Y el hecho de matar y comer, simboliza la comunicación del evangelio de Yeshúa a las almas, hasta entonces permitido para los judíos, pero no para los demás. Ahora, sin embargo, el Señor le presenta aquel lienzo lleno de animales de toda clase, tanto limpios como inmundos, los cuales simbolizan, en este caso, a los seres humanos de todas las razas y clases sociales y le dice: Mata y come, o sea, parafraseando el sentido analógico de la expresión, quiere decir: comunícales el evangelio y deja de considerarlos comunes o inmundos, porque yo los lavé con mi propia sangre derramada en la cruz y ahora todos son limpios.

Por consiguiente, debe entenderse que esta visión del apóstol Pedro no constituye de ninguna manera prueba alguna de que los animales inmundos hayan sido declarados limpios. Tal concepto se revela, además, con perfecta claridad, según el siguiente análisis gramatical: el Señor le dijo a Pedro: “Lo que Dios limpió, no llames tú común.” Nótese que Él no le dijo en ningún momento: “No lo llames tú inmundo”, sino común, cuya traducción viene del 16griego “kinós”, el cual se puede interpretar como inmundo, pero no por naturaleza, sino solo por concepto de contaminación. Mientras que el término que se usa siempre en todo el 16Nuevo Testamento para traducir inmundo por naturaleza, es “akázartos”, el cual se emplea para referirse a los animales calificados como tal. Vea los datos referidos en el apéndice, al final del tema.

Recordemos que en aquel lienzo había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, reptiles y aves del cielo. Esta declaración incluye perros, gatos, ratones, culebras, aves de rapiña, etc. ¿Cree usted que Dios haya declarado limpios estos animales para el uso de la alimentación? Evidentemente, el uso del término kinós empleado por el escritor para referirse a la declaración divina: “Lo que Dios limpió, no llames tú común”, descarta toda posibilidad de que Él se haya referido a los animales inmundos. Seguramente usted considera la gran mayoría de ellos como asquerosos, repugnantes y detestables para el uso alimenticio, y posiblemente juzgue a quienes coman de sus carnes, como personas sin escrúpulo.

Consideremos ahora el siguiente pasaje correspondiente a nuestro estudio, según la cuarta cita bíblica inicial:

51Primera de Corintios capítulo 10: versículos 25 al 28: "De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia, 26Porque del Señor es la tierra y lo que la hinche. 27Y si algún infiel os llama, y queréis ir, de todo lo que se os pone delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia. 28Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos: no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia: porque del Señor es la tierra y lo que la hinche."

Un análisis del contenido de este pasaje de los versículos 25 al 27, nos proporciona un reflejo aparentemente claro de que el apóstol Pablo le está declarando a la Iglesia de los corintios, que se puede comer de todo y cito: “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia, Porque del Señor es la tierra y lo que la hinche. Y luego continúa diciendo según el versículo 27: Y si algún infiel os llama, y queréis ir, de todo lo que se os pone delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia. Cuando el estudiante o el simple lector llega hasta este punto de estas recomendaciones, lo primero que piensa es que en las carnicerías de Corinto se vendía lo mismo carne de animales limpios igual que de los inmundos; que posiblemente los infieles, no tendrían cuidado en comer carnes inmundas y que, por lo tanto, si se puede comer de todo lo que se vende en esas carnicerías y de lo que nos brinden los infieles, entonces no hay que cohibirse de ninguna clase de carne para la alimentación.

Sin embargo, al analizar el versículo 28 que le sigue como parte del texto, este concepto es afectado por un giro drástico e inesperado. Porque lo más lógico que se pudiera esperar afianzados en tal concepto, es que el Apóstol continuara diciendo en el versículo 28: “Mas si alguien os dijere: Esto es carne de animal inmundo: no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia: porque del Señor es la tierra y lo que la hinche.” Si el Apóstol se hubiese expresado en estos términos, no habría dudas de que se pudiera comer de todo, pese a la conciencia de algunos con respecto a la ley de salubridad alimenticia conocida. Pero lo cierto es, que el versículo 28 dice: “Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos: no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia: porque del Señor es la tierra y lo que la hinche.”

Este versículo refleja con toda claridad que el Apóstol no estaba tratando con la Iglesia de los corintios, en este pasaje, acerca de las carnes de animales limpios o inmundos, sino acerca de las carnes sacrificadas a los ídolos. Las cuales eran introducidas en las carnicerías, donde se las vendían al pueblo sin ningún escrúpulo. Y de la misma manera, algunos de los creyentes se alimentaban de ellas, sin remordimiento de conciencia, por lo cual posiblemente eran señalados como infieles; no porque comieran carnes inmundas, por cuanto no es el detalle al que hace referencia el tema.

El hecho de que el Apóstol diga en este pasaje, que de todo lo que se vende en la carnicería se coma sin preguntar, es un detalle que queda satisfactoriamente aclarado según los datos ofrecidos por el 10Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, bajo el título “Viandas sacrificadas”. Vea detalles en el péndice al final del tema.

Consideremos ahora la declaración que hace el Apóstol, en relación con la quinta cita bíblica inicial, según el pasaje siguiente:

51Romanos capítulo 14: versículos 1 al 3 y 14: "Recibid al flaco en la fe, pero no para contiendas de disputas. 2Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres. 3El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado. 14Yo sé, y confío en el Señor Jesús [Yeshúa], que de suyo nada hay inmundo: mas a aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para él es inmunda."

Con referencia al tema reflejado en este pasaje, ya sabemos, como dijera al inicio de este estudio, y tal como lo hemos seguido confirmando en su desarrollo, que una cosa puede ser inmunda por naturaleza, o simplemente por el hecho de que haya sido contaminada con algo inmundo, y que por lo tanto, sea considerada como sucia, asquerosa o que cause aversión. Este es precisamente el caso del versículo 14 donde la palabra inmundo las tres veces que se menciona, es traducida del término 16griego [kinós],  que significa común, o inmundo por concepto de contaminación.

En este pasaje, el apóstol Pablo se enfrenta con un caso muy semejante al que afrontó nuestro Mesías, según 51Marcos capítulo 7: versículos 1 al 19, citado inicialmente. Los judíos consideraban que comer sin lavarse las manos contaminaba los alimentos y así el hombre era contaminado por ellos. Por lo que es evidente que, igual que en el caso de los creyentes romanos, se trataba de un problema de escrúpulo extremo el cual les fue reprochado por el Señor.

Por lo tanto, basados en estas evidencias y en un análisis del contexto del pasaje, podemos deducir claramente parafraseando el concepto, que el Apóstol le está diciendo a la Iglesia romana que él está convencido de que nada es inmundo por sí mismo, para fines alimenticios, por el hecho de que haya sido contaminado; sino solo las cosas que lo son por naturaleza, como las que así fueron declaradas por Dios, no por el hecho de que alguien las considere como tal.

Es lógico asumir, de acuerdo con lo que reflejan estas evidencias, que el Apóstol no está haciendo referencia específicamente a comidas procedentes de las carnes de animales inmundos, sino a alimentos considerados como inmundos por el hecho de estar contaminados o por la posibilidad de que hubiesen sido ofrecidos a los ídolos.

Nótese que los primeros tres versículos de nuestro pasaje de referencia reflejan, no una diferencia de parecer acerca del uso de animales limpios o inmundos para la alimentación, sino una diferencia de opiniones entre vegetarianos y aquellos que no lo eran. Evidentemente ambos grupos se iban a los extremos, pues unos pensaban que se podía comer de todo, y los otros opinaban que solo se podía comer legumbres, mientras que ninguna de ambas opiniones se ajustaba en lo absoluto a lo predispuesto por Dios en la ley de salubridad alimenticia.

Es del todo lógico, que si el caso referido en este pasaje hubiese estado relacionado con el uso de animales inmundos para la alimentación por parte de algunos hermanos de la Iglesia, el Apóstol se hubiera referido según el versículo 2 diciendo: “Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, no come las carnes de animales que él considera inmundos”. Sin embargo, a diferencia de ello en nuestro pasaje dice: “Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres”. Quiere decir que estos no comían carne de ninguna clase, ni de animales inmundos, ni de aquellos que Dios había declarado limpios para el uso alimenticio de su pueblo. Lógicamente, si el asunto hubiese estado relacionado con el uso de animales inmundos para la alimentación, los débiles se hubiesen abstenido de consumir esa clase de alimentos, pero no se hubiesen limitado a comer legumbres solamente.

Lo cierto es que, hasta este punto de nuestra investigación no hemos encontrado ninguna declaración consistente de las Sagradas Escrituras, que podamos tomar como argumento sólido para aceptar que esta ley haya perdido definitivamente su validez.

No obstante, tomemos en consideración la declaración de la sexta cita bíblica inicial, según el pasaje siguiente:

51Primera de Timoteo capítulo 4: versículos 1 al 5: "Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios; 2Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia. 3Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad. 4Porque todo lo que Dios crió es bueno, y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias: 5Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado."

Si ponemos la debida atención al pasaje leído, podremos darnos cuenta que el mismo hace referencia a personas que presentarían una serie de errores doctrinales que se pueden enumerar según las características siguientes:

1. Apostatarán de la fe.

2. Escucharán a espíritus de error y a doctrinas de demonios.

3. Serán hipócritas.

4. Hablarán mentira.

5. Teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse.

6. Y por último, para culminar, mandarán a abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles y los que han conocido la verdad.

Nótese que estos apóstatas, a los que se refiere el Apóstol, habían de manifestarse con conceptos doctrinales desconocidos, que nada tienen que ver con ninguna de las disposiciones dadas por Dios en su Santa Palabra, porque de no ser así, no sería tampoco nada nuevo ni digno de mención.

Ahora bien, sabemos que los animales calificados como inmundos, habían sido prohibidos por Dios para fines alimenticios, muchos siglos antes de que el apóstol Pablo le hiciera esta advertencia a Timoteo. Por ende, las comidas que habrían de prohibir estas doctrinas de demonios, deben ser alimentos verdaderamente limpios y autorizados por la Palabra de Dios.

Es evidente, que estas doctrinas de demonios señaladas por el Apóstol, no tienen nada que ver con la observancia de la ley de salubridad alimenticia, acatada por el pueblo de Dios escogido y santificado por Él.

Es cierto que, la declaración de los versículos 4 y 5 hecha por el Apóstol se presta a confusión. Y nos inclina fácilmente a creer, que de alguna manera está declarando limpios todos los animales para el uso alimenticio. Por cuanto dice, que todo lo que Dios crió es bueno, y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias. Sin embargo, los principios de la lógica nos indican que esta afirmación se refiere específicamente a los alimentos creados por Dios, para que los fieles y los que han conocido la verdad, participen de ellos con hacimiento de gracias según lo expone el versículo 3.

Si aplicamos el argumento lógico partiendo de un análisis imparcial, será fácil comprender que la santificación de los alimentos requiere simplemente de dos condiciones: la primera es la Palabra de Dios, y la segunda es la oración. Ahora bien, ¿cómo aplicamos el concepto de “la palabra de Dios”? La única alternativa lógica aceptable, es el señalamiento que le hizo Dios a Moisés en 51Levítico capítulo 11, donde le declara por medio de su propia palabra, cuáles eran los animales selectos para el uso alimenticio. El concepto de la oración, sin embargo, se evidencia claramente en la costumbre del Señor Yeshúa de bendecir los alimentos antes de consumirlos y se sabe que fue práctica continua también de los seguidores del Mesías, orar por la bendición de los alimentos.

Ahora bien, si le damos prioridad al concepto de que todo es bueno y nada hay que desechar para fines alimenticios, entonces ya nada es inmundo ni abominable, y por ende, nada es asqueroso, repugnante, ni detestable para tal fin. Nada debe causarnos aversión ni aborrecimiento al respecto. Por lo tanto, es obvio que no hay que desechar el cerdo, el conejo, el camarón, la langosta, el perro, el gato, el ratón, el camello, el león, la hiena, el mono, la culebra, la lombriz, la cucaracha, la babosa, las aves de rapiña, ni los animales e insectos en alto grado venenosos. Pero además de ello, esto implicaría que las frutas y vegetales tóxicos o venenosos también son buenos para fines alimenticios, pues todo es bueno y nada hay que desechar según este concepto.

Si esta reflexión resultara inaceptable, entonces hay que aceptar que no todo es bueno para fines alimenticios, sino solo aquello que Dios creó para que con hacimiento de gracias participasen de ello los fieles, y los que han conocido la verdad.

La observancia de esta regla era indispensable para llevar una vida de santidad, ¿cómo es posible que ya no afecte en lo absoluto este aspecto tan importante en la vida de los hijos de Dios?

Por lo tanto, decidimos que si el hecho de participar de un plato de carne de cerdo o conejo, un enchilado de langostas o camarones, etc. puede afectar el carácter de nuestro estado de santidad, sin la cual nadie verá al Señor, preferimos abstenernos de ello.

No olvide las palabras de nuestro Mesías, según 51Mateo capítulo 5: versículo 19, donde dice que, cualquiera que infringiere uno de los mandamientos de Dios, por muy pequeño que sea, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos. Mas, el que los practicare y los enseñare, será llamado grande en el reino de los cielos.

Veamos ahora lo relacionado con la última cita bíblica indicada al inicio del tema:

51Colosenses capítulo 2: versículos 13, 14 y 16: Con relación a este pasaje, hicimos un análisis detallado comprendido en el tema de las leyes y mandamientos, donde dejamos bien aclarado que, el mismo se refiere a viandas y bebidas comprendidas en actividades rituales citadas en 51Hebreos capítulo 9: versículos 8 al 10, que nada tienen que ver con la ley de salubridad alimenticia, relacionada en 51Levítico capítulo 11. Todo ello, aun estando plenamente conscientes del decreto apostólico, emitido para los gentiles.

Otras reglas de salubridad alimenticia: Veamos al respecto el pasaje siguiente:

51Hechos capítulo 15: versículos 18 al 20: "Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus obras. Por lo cual yo juzgo, que los que de los gentiles se conviertan a Dios, no han de ser inquietados; Sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de ahogado, y de sangre”.

La prohibición de comer sangre y animales ahogados o estrangulados son reglas de salubridad alimenticia que se encuentran en el Antiguo Testamento y están confirmadas en el Nuevo, por lo que han sido aceptadas por la mayoría de los cristianos de todas las épocas. Vea nota referente a la expresión ahogado al final del tema.

 DATOS

20Pequeño Larousse Ilustrado. Edición 1986. Por Ramón García –Pelayo y Gross. En una de sus acepciones, este diccionario dice: Inmundo: Repugnante, sinónimo: Sucio.

21 Diccionario de la Real Academia Española-Vigésima segunda edición. Inmundo: Sucio y asqueroso.

20Pequeño Larousse Ilustrado. Abominar: (Sinónimo: Detestar). Abominable: Que excita aversión.

21 Diccionario de la Real Academia Española: Abominar: Aborrecer, (tener aversión).

 APÉNDICE

Detalles tomados del Nuevo Diccionario Bíblico Certeza con referencia a las "VIANDAS SACRIFICADAS". Para verlo solo toque este enlace. 

51Romanos 14: 14, según el texto griego: Información tomada del 1Diccionario Griego–Español y del 16Nuevo Testamento Griego, con respecto a los términos “akázartos” y “kinós”. Véalo de preferencia en el libro impreso. Para verlo en el libro digital. solo toque este enlace. 

¿IMPURO O INMUNDO?

Es evidente que el término griego “akázartos” ha sido traducido con el significado de “inmundo”, desde las primeras traducciones de la Biblia a nuestro idioma. Sin embargo, en la mayoría de los diccionarios bíblicos modernos no aparece la palabra “inmundo”, porque la han sustituido por impuro, tratando de esta manera de darle un sentido de menor gravedad y de mayor ligereza a la vez a la ley de salubridad alimenticia. Pues, aunque “impuro” es sinónimo de “inmundo”, este último tiene un carácter mucho más significativo y de mayor severidad. Debido a que el Diccionario de la Lengua Española lo define como algo sucio, asqueroso y repugnante.

Mientras que lo impuro, literalmente reconocido, es aplicable simplemente a una sustancia invadida por otras diferentes o por el hecho de haberse mezclado con ellas. Por lo que también es sinónimo de suciedad y aplicable por ejemplo a un caso como el de 51Marcos capítulo 7: versículos 1 al 20, donde los discípulos comían sin haberse lavado las manos.

No obstante, vale aclarar que una sustancia impura puede ser catalogada como inmunda si su impureza se debe al hecho de haber sido contaminada con algo que la convierta en sucia, asquerosa y detestable, que cause aversión o repugnancia.

Cuando Dios se refiere a los animales inmundos y los prohíbe para el uso alimenticio de su pueblo escogido, no lo hace debido a sus impurezas, porque realmente no son impuros, sino que ante sus ojos son por naturaleza asquerosos y repugnantes para dicho fin, por lo que sus carnes le son abominables, o sea, aborrecibles y detestables, que le causan aversión, de acuerdo con las definiciones dadas en los diccionarios citados.

Alimentos comunes o profanos: De acuerdo con el reflejo que nos proporcionan las Sagradas Escrituras, los alimentos considerados como comunes debían ser aquellos que usaba cualquiera del común de la sociedad o que usaban todos, excepto el pueblo escogido de Dios. Aquellos que habían sido iluminados con el entendimiento glorioso de la verdad y llamados a una vida de santidad.

Entre las comidas calificadas como comunes, dentro de los creyentes primitivos, se consideraban las carnes profanadas por haber sido ofrecidas a los ídolos y puestas después a la venta pública. Las carnes de animales limpios también podían ser consideradas como comunes o inmundas, por el hecho de que procedieran de un mismo matadero, donde se sacrificaban animales limpios e inmundos y las mismas personas manipulaban tanto las carnes de unos como la de los otros. También por el hecho de que fueran transportadas juntas a las carnicerías, sin ningún escrúpulo y luego cortadas con el mismo cuchillo. Y no se puede descartar la posibilidad de que en la mayoría de los casos las víctimas no fueran bien desangradas como lo requieren las normas alimenticias de los cristianos. Probablemente algunas de estas circunstancias fueron las que hicieron que algunos de los creyentes de la Iglesia romana se decidieran por comer solo legumbres. Ellos asumían que todas las carnes estaban contaminadas, al extremo que las consideraban inmundas. Por tales razones, es lógico entender que el apóstol Pablo se haya referido precisamente a esta situación en el versículo 20 del mismo capítulo, al declarar que todas las cosas a la verdad son limpias. Pues lamentablemente esta situación nos afecta a todos en la actualidad, y lo que decidimos muchos de nosotros es confiar en que las cosas que Dios declaró limpias y permitidas para el uso alimenticio de su pueblo, por la disposición de su Palabra y por la oración sean santificadas.

Ahogado: Esta palabra es traducida en este pasaje, del término griego “pniktós”. Veamos lo que nos dice al respecto el 1Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento:

Pniktós: estrangulado (no desangrado ritualmente) Hechos capítulo 15: versículos 20 y 29; capítulo 21: versículo 25.

Los hebreos, sin embargo, se lo atribuyen a cualquier clase de maltrato o sufrimiento que reciba el animal al morir.

Esto indica, además, que cualquiera que sea el proceso empleado para matar el animal que se va a comer, el mismo tiene que ser desangrado.

Detalles históricos: La historia de la Iglesia del siglo II revela que, durante el martirio de Lyon en 177 después de Cristo, los cristianos eran detectados por su observancia de la ley de salubridad alimenticia. Pero Eleuterio I (175 al 189 después de Cristo), en su aberrante intento de separar a la Iglesia totalmente de las prácticas judaicas, declaró que tal prohibición simbolizaba el pecado, y si el cristiano no practica el pecado, entonces puede comer lo que quiera. Pero esta y otras disposiciones, no fueron asimiladas por los creyentes de la parte oriental del Imperio. Para obtener más información acerca del tema, solo toque este enlace.

Epístola de Bernabé: En el Codex Sinaiticus del siglo IV, al final del manuscrito aparece una carta atribuida por algunos Padres de la Iglesia a Bernabé. En la que se refleja el mismo concepto anterior. En una de sus inauditas interpretaciones, esta epístola declara que la prohibición de comer carne de cerdo en el Antiguo Testamento, no debe interpretarse literalmente… Alegando que lo que quiere decir en realidad, es que no nos juntemos con hombres tales que son semejantes a esos animales en su comportamiento.

Un detalle apologético emitido por un eminente expositor de las Sagradas Escrituras, dice que esta carta refleja un enorme sentimiento de odio y desprecio hacia el judaísmo. Por lo cual, en aquel oscuro período de la Iglesia, se tomaron radicales determinaciones para desvincularse de las prácticas religiosas de este pueblo.

Vea Epístola de Bernabé y su relación con el Codex Sinaiticus: Para ello solo toque este enlace.

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