NOVENO MANDAMIENTO
NOVENO MANDAMIENTO
"No hablarás contra tu prójimo falso testimonio." 51(Éxodo capítulo 20: versículo 16).
54El primer caso registrado en la historia de la humanidad relacionado con el falso testimonio, se refleja claramente en el engaño del Diablo a Eva, según 51Génesis capítulo 3: versículos 2 al 5 citado en uno de los temas anteriores donde declara la Escritura que, a la interrogante de la serpiente, la mujer respondió: Del fruto de los árboles del huerto comemos; mas del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal. 51(Génesis capítulo 3: versículos 2 al 5).
En este caso, se puede apreciar claramente cómo el enemigo de Dios y de nuestras almas, hizo uso de su artimaña mezclando la mentira con la verdad y lo falso con lo cierto, para lograr su malvado propósito.
Evidentemente, de todo lo que el autor del pecado y la falsedad le dijo a la mujer en este pasaje, se registra una sola mentira que constituye, en este caso, la expresión clave del engaño y el falso testimonio: “No moriréis.” Esta es una categórica frase de demérito a la advertencia divina y por ende, el caso de más grave repercusión conocido del falso testimonio, elaborado nada menos que, contra el Autor y la fuente misma de la verdad, la justicia y la santidad.
Una sola expresión falsa y mentirosa fue suficiente para seducir con engaño a la mujer, para que pecara contra Dios y trajera por consecuencia el caos y la desgracia de una manera tan desastrosa para la humanidad, como ya conocemos. Por lo que se asume que toda persona que haga uso de este falso y abominable hábito, o se confabule con él, irremisiblemente se hace cómplice del Diablo.
El falso testimonio es una declaración disfrazada acerca de la conducta o los hechos de una persona, hecha con el propósito de culparla de algo de lo cual es inocente. Esta declaración puede ser hecha ante un juez o ante otra persona. De cualquier manera que se haga, esta despreciable actitud del comportamiento humano, afecta siempre el honor del individuo. Y en muchos casos este perjuicio se extiende hasta afectar a varias personas.
Este precepto, según nuestro 32eminente escritor de referencia, prohíbe todo intento de dañar la reputación de nuestros semejantes por medio de tergiversaciones o suposiciones mal intencionadas, mediante calumnias o chismes.
Hasta la supresión de la verdad, hecha con el fin de perjudicar a otros, es una violación del noveno mandamiento.
La experiencia misma constituye la prueba más evidente de todos los males que el falso testimonio ha traído a la humanidad. Muchas personas han sido sentenciadas a la pena de muerte, otras han sido llevadas a la cárcel a sufrir largas penurias. El falso testimonio ha originado también considerables actos de homicidios y suicidios. Y cuando menos efectos haya ocasionado este, al menos ha provocado el sufrimiento de incontables personas, a veces de familias enteras, que han sido víctimas de la vil calumnia, y han tenido que llevar la afrenta y la herida moral que esta les ha ocasionado.
Como consecuencia del falso testimonio muchas personas han perdido su empleo y han sufrido hambre, miserias y duras penas. Este criminal pecado ha sido promotor, además, de innumerables divisiones familiares y de la desintegración de muchos hogares. Este mal hábito ha traído continuamente a la humanidad pleitos, enemistades, odio, rencor y venganza.
Creemos que estas razones son suficientes para poder afirmar que el falso testimonio es también un delito criminal, digno de ser juzgado no solamente por la justicia humana, sino también por el tribunal divino, del cual el culpable no podrá escapar.
Este horrendo pecado es del todo reprobado por Dios, por cuanto conlleva siempre a la calumnia y está totalmente vinculado con la mentira.
Tal como lo expone nuestro 32eminente escritor de la literatura cristiana, la mentira puede ponerse de manifiesto mediante una mirada, un ademán o una expresión del semblante con lo que se puede mentir tan eficazmente como si se usaran palabras.
Toda promesa hecha sin intenciones de cumplirla, toda exageración intencionada, toda insinuación o palabras indirectas dichas con el fin de producir un concepto erróneo o exagerado, hasta la exposición de los hechos de manera que den una idea equivocada, todo ello es mentir.
Las supuestas mentiras “blancas” o “piadosas”, no son aprobadas por Dios, pues toda mentira es diametralmente opuesta a la naturaleza del Dios de verdad. Veamos al respecto, lo que nos dice el mismo Señor, a través de las Sagradas Escrituras:
51Salmos 101: versículo 7: "No habitará dentro de mi casa el que hace fraude: El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos".
51Proverbios capítulo 12: versículo 22: Los labios mentirosos son abominación a Jehová [al Señor]: Mas los obradores de verdad su contentamiento".
51Proverbios capítulo 13: versículo 5: "El justo aborrece la palabra de mentira: Mas el impío se hace odioso e infame".
51Proverbios capítulo 19: versículo 9: "El testigo falso no quedará sin castigo; Y el que habla mentiras, perecerá".
El apóstol Juan nos confirma en la expresión de Nuestro Señor Yeshúa, acerca de que la mentira es del Diablo, así como lo es el falso testimonio. Por cuanto el Hijo de Dios les dijo a sus adversarios: Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 51(Juan capítulo 8: versículo 44).
Por eso el apóstol Pablo aconseja a la Iglesia de Éfeso diciendo:
51Efesios capítulo 4: versículo 25: "Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros".
En este caso, tal como lo expongo en el décimo mandamiento, es preciso tener en cuenta que fue el Diablo quien transmitió al género humano el despreciable y desastroso pecado del falso testimonio. Por lo cual, se debe tener presente que siempre que se ponga de manifiesto el instinto perverso y malintencionado de este horrible pecado, detrás del mismo se esconde la influencia inductiva del enemigo de Dios. Por lo tanto, teniendo en cuenta la gravedad de la violación de este precepto divino en toda su extensión, deberá ser de alta estimación, tener siempre presente el mandato legado por nuestro Divino Creador: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”.