LUGAR Y ESTADO INTERMEDIOS DEL ALMA
LUGAR Y ESTADO INTERMEDIOS DEL ALMA
Este tema ha sido objeto de mucho interés para los estudiantes bíblicos de todos los tiempos.
Al iniciar nuestro estudio no podemos dejar de tomar en cuenta el concepto teológico de la Tricotomía. En él se concibe que nuestro ser está constituido por tres factores principales: espíritu, alma y cuerpo. Meditemos en torno a lo que dicen las Escrituras:
51Primera de Tesalonicenses capítulo 5: versículo 23: "Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías]."
El pasaje bíblico que aparece a continuación nos da a entender también con toda claridad, que el ser humano está constituido por estos tres factores:
51Hebreos capítulo 4: versículo 12: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón."
La experiencia misma nos enseña que cuando la persona muere, el cuerpo vuelve a la tierra como dicen las Escrituras:
51Génesis capítulo 3: versículo 19: "En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás tornado."
Acerca del espíritu, las Escrituras dicen que va a Dios que lo dio. Al respecto veamos el pasaje siguiente:
51Eclesiastés capítulo 12: versículos 6 y 7: "Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro... 7Y el polvo se torne a la tierra, como era, y el espíritu se vuelva a Dios que lo dio."
Ahora bien, acerca del alma las Escrituras no dan detalles tan claros y precisos al respecto. Es por ello que este tema ha sido causa de mucha especulación por parte de creyentes de todas las épocas.
Entre los aspectos que han sido causa de mayores controversias tomaremos en consideración el lugar y estado intermedios del alma.
Ya sabemos según los estudios realizados en este tratado, que el destino final del alma de los fieles creyentes ha de ser de eterna felicidad en el reino de los cielos. Y aunque todavía no hemos considerado el tema del juicio final, debo anticipar que el destino final previsto para los pecadores impenitentes será el infierno de fuego, según lo comprobaremos en la ilustración del mismo.
Ahora bien, los especuladores se preguntan cuál será el lugar y el estado del alma en el intermedio de tiempo de la muerte a la resurrección. Esto ha dado lugar a diversas interpretaciones, entre las cuales consideraremos las más conocidas.
El paraíso: Según datos provistos por el 10Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, el concepto de paraíso en el Antiguo Testamento, estaba relacionado con un jardín muy hermoso, un lugar de recreación donde se podía disfrutar de cierto grado de felicidad. Este concepto estaba asociado con el Huerto o Jardín del Edén y según el pensamiento hebreo posterior, los judíos creían que el paraíso existía en sus propios días, pero oculto. Este era el lugar al que fueron llevadas las almas de los patriarcas, las personas elegidas y las justas. Según estudios de la teología, su existencia se concebía en algún lugar subterráneo. Mientras que, para el alma de los pecadores impenitentes, creían que existía un lugar subterráneo también, pero con características totalmente diferentes, en el cual debían estar en un estado de sufrimiento y penalidad hasta el día del juicio final.
Muchos creyentes de la actualidad atribuyen a esta creencia la parábola Yeshúa acerca del rico y Lázaro según 51Lucas capítulo 16: versículos 19 al 31. Sabemos que las parábolas consisten en la narración de un hecho imaginario, que marcha paralelo con la realidad. Y evidentemente, la ilustración señala los hechos en una época en que todavía no se había llevado a efecto el juicio final, debido a que había seres vivientes sobre la tierra y la ley de Moisés y los profetas se mantenían vigentes para ellos. Todo lo cual indica que el lugar y las condiciones en que se encontraban Abraham y el mendigo, no son otras sino el lugar y estado intermedios del alma, mejor conocido por los primeros creyentes como “el paraíso”. De igual manera, las palabras referidas al ladrón en la cruz, según 51Lucas capítulo 23: versículos 39 al 43, y la referencia que hace el apóstol Pedro en el 51capítulo 3: versículos 18 al 20 y capítulo 4: versículos 5 y 6 de su primera epístola, se le atribuyen a este concepto. La expresión referida por el Mesías al ladrón se traduce en el original griego de la manera siguiente: “Y dijo le: En verdad te digo, hoy conmigo estarás en el paraíso.” A diferencia de cómo lo exponen algunos, que varían la interpretación según su propio criterio forzando las Escrituras, simplemente porque no creen en la existencia del paraíso.
Los católicos, sin embargo, profesan la doctrina del purgatorio. En el Concilio de Trento se declaró que después de la remisión de la culpa y la pena eterna, queda un reato de pena temporal. Si no se ha satisfecho en esta vida debe compensarse en el purgatorio. Las oraciones y buenas obras de los vivos son útiles a los difuntos para aliviar y abreviar sus penas. El sacrificio de la misa es propiciatorio y aprovecha a los vivos lo mismo que a los difuntos en el purgatorio. Véase el artículo titulado: “Purgatorio” en el 25Diccionario de Ciencias Eclesiásticas.
De acuerdo con este artículo y con lo que profesan los creyentes en esa doctrina, aquellos que hayan compensado el reato de penas en vida, mediante buenas obras, no tendrán que pasar por el purgatorio, sino que irán directo a la presencia de Dios; y asimismo podrán gozar de dicho privilegio, los difuntos que hayan alcanzado liberarse del reato de penas mediante la ayuda de las misas ofrecidas por los vivos. Pero el alma de los pecadores que no hayan logrado dicha liberación, vagará en penas en el proceso del purgatorio durante ese intermedio de tiempo.
La mayor parte de los cristianos no católicos, sin embargo, no creen en la doctrina del purgatorio, pero sí en que el alma de los fieles al morir asciende de inmediato a la presencia de Dios, donde gozan de cierto grado de felicidad. Pero esta idea también está en desacuerdo con las Sagradas Escrituras según se puede apreciar en la segunda epístola del apóstol Pablo a Timoteo, donde le advierte que evite profanas y vanas parlerías; porque muy adelante irán en la impiedad. Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena: de los cuales es Himeneo y Fileto; que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornan la fe de algunos. 51(Segunda de Timoteo capítulo 2: versículos 16 al 18).
Otros, sin embargo, tienen la tendencia a creer que el alma, tanto de los fieles como de los pecadores, muere junto con el cuerpo y permanece en el sepulcro o en el lugar del fallecimiento hasta el día de la resurrección. Mientras que algunos no creen que el alma muere, sino que permanece en estado de inconsciencia, exenta de actividad hasta que sea restaurada en el día final.
Con respecto a las diferentes ideas acerca del lugar y estado intermedios del alma, los estudiantes deben ser muy cuidadosos para no caer en errores de interpretación.
Es lógico entender, de acuerdo con las Escrituras, que si todos los que están en los sepulcros al oír la voz del Señor han de resucitar, según leímos en los pasajes de 51Juan capítulo 5: versículos 25, 28 y 29, entonces el lugar intermedio del alma no deberá ser en el cielo junto a Dios; porque si las almas de los fieles difuntos estuvieran en el cielo, tendrían que descender entonces de nuevo a los sepulcros para resucitar cuando el Mesías venga. Tal concepto parece estar fuera de lógica. En ese caso no habría necesidad de resurrección para los fieles.
Con respecto a la idea del alma, si muere o no, sabemos que esta es un factor espiritual, y por ende, inmaterial. Por lo tanto, no debe morir de igual manera que el cuerpo. Sin embargo, es posible admitir que muere si se acepta el concepto de un eminente teólogo que dice que la muerte consiste en la falta de relación con el medio que nos rodea.
Por eso las Escrituras dicen, según 51Eclesiastés capítulo 9: versículos 5 y 6, que los muertos nada saben. Porque después de la muerte no existe ningún tipo de relación con esta vida.
Sabemos que hay varias referencias en las Sagradas Escrituras para darle crédito a la hipótesis de la mortalidad del alma. Pero existen otras tantas, que se pueden tomar igualmente como punto de apoyo para avalar la hipótesis de su inmortalidad. Véanse algunos detalles en el apéndice, al final del tema.
No obstante, al tratarse de una cuestión en la que de ninguna manera podremos llegar a un acuerdo unánime y convincente, no debe ser el objeto de nuestra preocupación el hecho de si el alma muere o no, si va a estar en el cielo, en el sepulcro o en otro lugar, hasta el día de la resurrección. El motivo de nuestra preocupación debe ser más bien morir siendo fieles al Mesías, para que podamos vivir con Él, según dicen las Escrituras en el pasaje siguiente:
51Romanos capítulo 6: versículo 8: "Y si morimos con Cristo [el Mesías], creemos que también viviremos con él."
APÉNDICE
Importantes detalles acerca del alma: con el aporte del texto original griego. Para verlo solo toque este enlace.