TERCER MANDAMIENTO

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TERCER MANDAMIENTO

51Éxodo capítulo 20: versículo 7: "No tomarás el nombre de Jehová [del Señor] tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová [el Señor] al que tomare su nombre en vano."

54La consideración de este mandamiento ha sacado a la luz varias maneras en que el nombre de Dios puede ser tomado en vano. Entre ellas están: la mención en forma irrespetuosa de su nombre, el uso del mismo de modo informal o descuidado, cuando apelamos a su nombre por asuntos sin la debida importancia, cuando lo repetimos con frecuencia y sin reflexión y cuando juramos por el nombre de Dios. Así también cuando referimos algún mensaje o alguna palabra en nombre suyo, sin que Él nos lo haya comunicado, violamos este mandamiento. Todo esto incluye el nombre “Jehová”, tal como se pronuncia actualmente, y cualquier otra variante del vocablo original YHVH; así como cualquiera de los nombres que puedan referirse a Él, al Mesías o al Espíritu Santo.

Para que podamos comprender mejor la razón de este mandamiento divino, será menester que tengamos en cuenta que estas palabras fueron dirigidas, al principio de su legado, directamente al pueblo hebreo, el pueblo elegido de Dios.

Desde sus primeras manifestaciones, Dios se había dado a conocer entre ellos con su propio nombre. Cuando este precepto fue promulgado ya Él se había identificado muy bien con su pueblo. En cuya presencia había hecho portentosos milagros y maravillas. Comenzando con las diez plagas de Egipto, hasta sus colosales manifestaciones de poder durante todo el éxodo hasta el monte Sinaí, donde les fueron referidas diferentes leyes, entre ellas los Diez Mandamientos. De manera que ya cada uno de ellos estaba plenamente consciente de que al mencionar este nombre se estaba refiriendo al Ser Supremo, al Dios omnisciente y todopoderoso, poseído de una infinita bondad, lleno de amor y misericordia para con los que le aman y guardan sus mandamientos. YHVH [el Señor], el Dios de Israel, era conocido, por tanto, como el Ser digno de todo respeto y honor. ¿Sería capaz alguno de tener en poca estima su santo nombre, o de mencionarlo de manera irrespetuosa o en alguna de las otras formas referidas? El que tal cosa hiciere no sería digno de gozar de las benevolencias del Supremo Creador. Por lo cual decreta el santo mandamiento diciendo: ..."Porque no dará por inocente Jehová [el Señor] al que tomare su nombre en vano."

También nosotros en la actualidad somos el pueblo elegido de Dios. Los milagros y maravillas que Él hizo entre sus primeros escogidos, los creemos tan ciertos como si los hubiera realizado entre nosotros mismos. Igualmente, de muchas maneras se ha manifestado el Dios Todopoderoso en nuestras vidas, dándonos pruebas evidentes de su amor, su grandiosidad y su magnificencia. ¿Sería tan ingenuo cualquiera de nosotros como para tomar su nombre en vano de alguna forma? Los pecadores suelen hacerlo, pero recuerde, que si no se arrepienten Dios no los tendrá por inocentes.

Sabemos que la mayoría lo hace por carencia de la instrucción teológica necesaria, pero yo espero que este sencillo comentario pueda ayudar a muchos a entender la determinación de Dios con respecto a este importante mandamiento suyo. Espero además, que se tenga siempre presente al mencionar el nombre de Dios, hacerlo con todo respeto y solemnidad porque no dará por inocente Jehová [el Señor], al que tomare su nombre en vano.

Dato curioso: Según el relato auténtico de la hermana Norca Cano, distinguida y honorable misionera cristiana, se cuenta que antiguamente en España había una ley que prohibía a todo artista de la farándula, etc. usar el nombre de Dios en comedias, en representaciones y actos que no fueran religiosos, en expresiones tales como: ¡Dios mío, cómo te has puesto! ¡Válgame Dios que he de ir al concierto! ¡Oh Dios, que vuelva pronto! Todo esto era considerado como una violación del tercer mandamiento.

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